#LosRostrosDeLaPaz
Andrea Archila
Doris Montenegro
María Eugenia
Andrea Anacona

Andrea Archila
Fundación Match Tenis
Andrea busca que el tenis se convierta en un deporte sin barreras y que sea el vehículo para que l@s niñ@s de Altos de Cazucá, en Soacha, y de Nóvita, en Chocó, puedan salir adelante.
Su mamá le inculcó el amor por ayudar a los demás desde que era una niña. Las llevaba a ella y a su hermana a trabajar en fundaciones con niños, adolescentes en embarazo, habitantes de calle, adultos mayores y jóvenes. Creció en una familia de clase media que no podía pagarle un colegio o universidad privada, por eso siempre estuvo becada. Estudió derecho en la Universidad de La Sabana aunque al principio sentía que no era su carrera porque no le encontraba el propósito social, hasta que descubrió la rama de los derechos humanos y se dio cuenta que por medio de ese enfoque podría generar un gran impacto. Tanto así, que terminó haciendo una maestría en derechos humanos y justicia transicional.
Creó una fundación con unas amigas pero fracasó y eso la llevó a repensar su propósito de vida y a hacer una pausa de un año en ese camino. Sin embargo, descubrió en el tenis un vehículo ideal para lograr impacto social gracias a una coincidencia, pues su esposo tenía una agencia de comunicaciones y periodismo que buscaba impulsar este deporte en el país. Así creó la Fundación Match Tenis, con la fuerte convicción de que una de las mejores formas de incidir en las comunidades es a través del deporte y el arte.
Había un reto que no era menor: convertir una actividad que usualmente juegan en clubes, y que es considerada de élite, en un deporte al alcance de niñ@s de bajos recursos económicos, que solo conocían el fútbol como entretenimiento deportivo. En vez de desanimarse, decidió crear una nueva narrativa y ahora a través del tenis rompe los estereotipos de clase y las brechas sociales en la mente de l@s niñ@s, ayudando a mitigar un poco la desigualdad social.
La fundación trabaja con niñ@s de 12 a 15 años que en muchas ocasiones solo ven la violencia como opción. Andrea recuerda que en uno de los primeros talleres que hizo les preguntó a l@s niñ@s cuál era su sueño, y uno de ellos le respondió que su sueño era ser sicario. Ella comenzó a indagar y encontró que el papá y el padrastro de ese niño habían sido asesinados por paramilitares y que él quería ser sicario para buscar justicia. Más adelante hizo otro taller y volvió a preguntarles a l@s niñ@s cuál era su sueño. Esta vez ese niño respondió que su sueño era ser abogado. Gracias al acompañamiento de la fundación pudo darse cuenta de que la vía correcta para buscar justicia era la ley, y no la violencia. En ese instante Andrea confirmó que su esfuerzo y el de todo su equipo estaba dando resultado, pues ese niño sería un niño menos para la guerra.
Desde su creación, en diciembre de 2018, la fundación ha beneficiado a más de 300 niñ@s. Ha sido tal su impacto que a Andrea la buscaron desde Chocó para proponerle replicar su modelo allá. Match Tenis ya lleva un año funcionando en Nóvita, donde recrean la cancha de tenis en calles o canchas de fútbol usando una malla portátil. Si bien el propósito de la fundación no es que l@s niñ@s se conviertan en tenistas profesionales, sí buscan crear líderes con formación en habilidades socioemocionales por medio de la fórmula del deporte y la educación. Actualmente, la @fundacionmatchtenis está impulsando una campaña de recolección de fondos para poder construir una cancha de tenis en Altos de Cazucá en Soacha.
Andrea está ayudando a formar una generación que no vea la guerra como un camino y que sueñe con un país diferente, un país en paz. Este año se graduó del Diplomado de Liderazgo territorial para la paz que creamos junto a la Universidad Externado.

Doris Montenegro
Educadora
L@s niños y las habilidades socioemocionales son el centro de vida de Doris Yanet Montenegro Morillo.
En su niñez no fue la mejor en el colegio, no se sentía cómoda con los maestros, la forma en que enseñaban le resultaba displicente y, en ocasiones, violenta. Sin embargo, tenía 12 años cuando el profesor Álvaro Vallejo le cambió la perspectiva. Con mucha paciencia, dedicación y vocación logró que pasara matemáticas y le viera el lado amable y divertido a estudiar. Fue tal el impacto que causó el profesor que ese día Doris decidió que quería ser maestra.
Estudió licenciatura en educación inicial en la Universidad Pedagógica Nacional y de inmediato se dedicó a hacer lo que más le gustaba, enseñarle a niñ@s. Durante sus primeros años de trabajo se consideraba una buena maestra y pensaba que estaba poniendo en práctica todo lo necesario para que sus estudiantes aprendieran de la mejor manera. Sin embargo, una situación personal la llevó a darse cuenta de que a su método de enseñanza le faltaba algo.
En el 2015, en un proceso de liberación emocional, aprendió que era necesario sanar las heridas personales para poder crecer, superarse y tener bienestar. Quiso enseñarle eso a sus estudiantes y empezó a investigar sobre la inteligencia emocional en la docencia. Ese fue su proyecto de tesis doctoral en educación en la Universidad de Baja California, México.
De ese doctorado nació el personaje Ciro Tobias, alias Cito el Cuycito, protagonista de un libro que le enseña a l@s niñ@s, docentes y padres de familia a navegar, gestionar e identificar emociones, a decir lo que piensan de manera acertada y a conocer sus habilidades socioemocionales, intelectuales y comunicativas. El libro hace parte de una estrategia que se llama ‘Hilando el tejido social y emocional’, que ha trascendido y se ha replicado y adaptado en diferentes instituciones educativas, transformando vidas y revolucionando la forma de enseñar.
En el 2022, Doris participó en la segunda cohorte de #AprendEPaz, un programa que creamos en alianza con @coschool con el fin de promover la construcción de paz en los territorios a través de la educación. Esta experiencia le permitió aprender aún más sobre el enfoque socioemocional en la educación y ratificar que la paz es posible si en la formación integral de los niños, niñas y adolescentes se trabajan los aspectos emocionales.

María Eugenia
Mujer Sigue Mis Pasos
María Eugenia tiene un alma revolucionaria aunque creció en una familia conservadora y de derecha. Su espíritu rebelde lo enfocó en la lucha por los derechos de las mujeres y las víctimas del conflicto armado.
Creció en un contexto de opresión a la mujer que, combinado con su alma revolucionaria, la llevaron a intentar escaparse con la guerrilla. Nunca lo logró entonces decidió irse de su casa a buscar suerte en Cartagena. Sin embargo, ahí nada mejoró, fue víctima de esclavitud, vivió en condiciones de pobreza extrema, la secuestraron y abusaron sexualmente de ella en más de una ocasión. Estuvo secuestrada durante un año y tuvo que soportar muchas golpizas como consecuencia de sus intentos de escape; un año que se sintió como una eternidad y que la llevó, incluso, a pensar en suicidarse. Finalmente logró huir y llegó a la casa de una cuñada en Cartagena, donde comenzó una nueva vida atendiendo un almacén de ropa. Ahí conoció a una mujer que venía desde Montes de María, huyendo de los paramilitares. Fue la primera mujer a la que ayudó y gracias a ella descubrió que ese sería su propósito de vida: ayudar a otras mujeres.
En Cartagena fue víctima de desplazamiento y terminó en Bogotá, una ciudad que no le gusta pero en la que ha podido trabajar por los territorios que ama, Bolívar, Huila y otros departamentos. Antes de llegar a Bogotá estuvo en una organización social que le ayudó a entender que las víctimas como ella tenían derechos, que el desplazamiento forzado también era responsabilidad del Estado y que por lo tanto tenía derecho a la reparación. Con ese conocimiento comenzó a organizarse con otras mujeres de la capital para defender sus derechos. En ese camino aprendió sobre el Auto 092 de 2008, por medio del cual se establece la protección y atención a mujeres en situación de desplazamiento forzado. Ese Auto le ayudó a reconocer su potencial como lideresa y la impulsó a tomar acción, comenzó a denunciar y a exigir participación en los espacios de defensa de los derechos humanos, especialmente los de las mujeres, y lo logró.
Diferentes organizaciones de mujeres la capacitaron como formadora y promovieron su liderazgo, lo cual le permitió formar mujeres en construcción de metodologías para lograr incluir el enfoque de género en el Acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC-EP. También hizo parte de la mesa de víctimas en La Habana durante el proceso de paz, contribuyendo con una perspectiva de enfoque de género. Después de firmado el Acuerdo, ha dirigido informes presentados a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Tiene un diplomado de Reservas Campesinas en la Universidad Javeriana y ha realizado diferentes cursos y diplomados sobre derechos humanos, derechos de mujeres víctimas, movimientos sociales y atención psicosocial. Además hizo parte de la academia de liderazgo para la paz #Alapaz, que desarrollamos junto a la Universidad de los Andes.
Actualmente, es directora nacional de la corporación Mujer Sigue Mis Pasos, que tiene incidencia en Bolívar, Cartagena, Montes de María, Cali, Palmira, Tolima, Huila, Antioquia, Tumaco y Bogotá. Ahí ha logrado desarrollar, junto a otras mujeres, metodologías psicosociales para atender a mujeres víctimas, talleres de prevención de violencias basadas en género y un curso de derechos humanos para formar jóvenes, entre otras herramientas que benefician, sobre todo, a mujeres y jóvenes. También hace parte de un grupo de defensoras de derechos humanos que nació a raíz de las protestas sociales del 2019 y que fue vital para acompañar la defensa de los derechos humanos en el estallido social del 2021, y después ha servido para mediar en otros escenarios, como los desalojos. Además, hace parte de la Red Nacional de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos donde se ha enfocado en hacerle seguimiento a la implementación de programas de garantías para la seguridad y reparación integral de mujeres víctimas de conflicto armado. Su sueño es lograr despertar la consciencia social de la mayor cantidad de mujeres y jóvenes de manera que se empoderen y conozcan sus derechos y así mismo los defiendan.
Para ella el liderazgo tiene mucha relación con la construcción de paz, el poder transmitir el conocimiento a otras mujeres y jóvenes, tener capacidad de escucha y habilidades psicosociales. María Eugenia hace parte de #JuntasLideramos, el programa que creamos con el propósito de reconocer y promover el papel que tienen las mujeres en la transformación de los territorios y en la construcción de paz

Andrea Anacona
Avanza